A la Región de Murcia la definen sus múltiples contrastes. De las tierras de secano y de regadío a llanuras y zonas montañosas, pasando por el litoral, las viñas y sus mesetas. Presume, y con razón, de disfrutar de dos mares en una sola costa, el Mar Menor y el Mediterráneo.
Y aunque el verano ya haya pasado, la Costa Cálida sigue siendo un buen destino para pasar unos días de descanso. Después de todo la región tiene más de 3.000 horas de sol al año y una temperatura media anual de 19ºC.
A la Región de Murcia la definen sus múltiples contrastes. De las tierras de secano y de regadío a llanuras y zonas montañosas, pasando por el litoral, las viñas y sus mesetas. Presume, y con razón, de disfrutar de dos mares en una sola costa, el Mar Menor y el Mediterráneo.
Y aunque el verano ya haya pasado, la Costa Cálida sigue siendo un buen destino para pasar unos días de descanso. Después de todo la región tiene más de 3.000 horas de sol al año y una temperatura media anual de 19ºC.
A lo largo de la costa, desde Cabo de Palos y Portmán, hasta Águilas, el litoral ofrece numerosas posibilidades para la práctica de deportes y actividades. Por eso, el turismo activo en contacto con la naturaleza es una de los grandes atractivos que ofrece la Región de Murcia.
Nuestra ruta en coche se asoma al mar para luego buscar el interior y sus tesoros.
Delfines y ballenas
Si empezamos por el sur y por la costa, entramos por la Punta de Mazarrón. El golfo limita al norte con el Cabo de Gata y al sur con el Cabo de Palos. La actividad estrella es el avistamiento de cetáceos y otros animales marinos en su medio natural. Es uno de los pocos lugares de Europa donde podemos avistar delfines, cachalotes y ballenas calderón.
En el Puerto de Mazarrón, a cinco minutos de la población del mismo nombre, todavía funciona una animada lonja de pescado. La mojama de atún es un alimento tradicional de Murcia. En Mazarrón está la Factoría Romana de Salazones (La Torre, Edificio Insignia), un museo que muestra su centenaria tradición de los salazones.
Costa salvaje… o casi
De atún o no, las salazones murcianas tienen merecida fama. El clima cálido y la brisa marina hacen que este método de conservación sea en la zona uno de los más usados desde la antigüedad. En los mercados y mercadillos murcianos nunca falta un puesto de salazones.
Si seguimos la línea de costa llegamos al Parque Natural de Calblanque, un trozo de costa salvaje entre La Manga y Cartagena. Se trata de un litoral intacto de afiladas puntas de pizarra, bosques de pinos carrascos y sabinas moras, dunas y grandes playas y hábitat de especies en peligro.
Otra joya del Parque Natural de Calblanque son sus salinas. Al lado está cabo de Palos, puerto y reserva marina. Nuestra ruta puede seguir hacia Cartagena o seguir hacia La Manga.
Hacia el interior
De sur y sureste de la Región de Murcia, al norte y noroeste. Las sierras de Santa Ana, El Carche y El Buey dan la bienvenida a Jumilla, localidad volcada en la producción de vino. En su castillo se conservan aljibes árabes del siglo XIII. La Terraza de Armas brinda magníficas vistas a la Sierra de La Pedrera
En contraste con los recios muros de su fortaleza sobresalen en Jumilla algunas joyas del modernismo, como el mirador de la Casa de Doña Pepita y el Teatro Vico. También, el Casón, monumento funerario tardorromano o el Jardín Botánico,
Desde Jumilla podemos salir hacia Fortuna, municipio bendecido por aguas curativas. Frente al Balneario de Leana, se encuentra el yacimiento Baños Romanos y muy cerca el Humedal del Ajauque, cuyas aguas poseen el índice de salinidad más alto de Europa.
De Fortuna a Archena, en el corazón del Valle de Ricote, conocido como “La pequeña Palestina“ por el parecido de sus paisajes. Destaca el Palacete de Villa Rías, antigua casa de verano de finales del XIX. En los baños de Archena emanan aguas mineromedicinales en las que ya se bañaban los romanos.
Cruzando hacia el suroeste, pasando por Mula, llegamos a Bullas. En su entorno natural, destaca el valle del Aceniche, el cauce del río Mula, con varios saltos de agua (como el del Usero), y el barranco de la Regidora, que para muchos es uno de los espacios naturales con más encanto de la región. En la propia localidad, la Casa-Museo de Don Pepe Marsilla, que recrea cómo vivían las familias adineradas a principios del siglo XX, y la iglesia del Rosario.
Ciudad santa
Seguimos hacia Caravaca de la Cruz. Pero antes Cehegín, con restos de las murallas almohades del siglo XII. Podemos ver el palacio de Jaspe, el Hospital de la Real Piedad o el Casino y la Casa del Duque de Ahumada. En el entorno natural, el Parque Natural San Agustín, entre los ríos Argos y Quípar. También hay yacimientos con muestras de culturas prehistóricas de hace 4.500 años.
Ya en Caravaca de la Cruz, la localidad se organiza en torno a la basílica-santuario de la Santísima y Vera Cruz, donde se veneran dos astillas que presuntamente son de la cruz donde murió Jesucristo. Por algo Caravaca es una de las cinco ciudades santas del catolicismo.